Desde su invención, a finales del siglo 19, el cine ha tenido que enfrentar varios enemigos de peso en la lucha por la atención de la gente. Durante un período de 60 años, su principal contrincante fue la televisión. Internet se coló en la pelea a partir de la década del 90 y, a comienzos de este siglo, fue el medio en el que se originó un nuevo tipo de amenaza: las plataformas de video bajo demanda como Netflix, HBO Go, Amazon Prime y Hulu. Atacado por varios frentes, con entradas caras y un problema generacional para llenar las salas -los tan mentados millennials no ven tantas películas como otros grupos- el ecosistema cinematográfico parece encaminado a una convulsión. Pero una compañía ha propuesto una solución que podría redundar en beneficios para toda la industria, y la comanda nada menos que uno de los cofundadores de su principal oponente. MoviePass se fundó en 2011 con una idea revolucionaria en mente: ofrecer un servicio que permite acceder a una película diaria por una suscripción de tarifa plana. Para esto se vale de una app y una tarjeta de débito en la que se carga el monto de la admisión. La compañía probó con varios rangos de precio hasta que en agosto se decidió por una tarifa de US$ 9,95 por unas 30 películas al mes -no incluye IMAX y 3D-. Desde la firma, dicen que hay una lógica sólida detrás del modelo de negocios.
Mitch Lowe, cofundador de Netflix y CEO de MoviePass, propone a LA NACION una analogía. "Recientemente estuve en Cartagena, Colombia. Me estaba quedando en un hotel en la parte vieja de la ciudad y tenía un buffet de desayuno increíble. La primera mañana me llevé dos platos gigantes con todo lo que había. El segundo día lo corté a la mitad porque no pude terminar lo que comí el día anterior y en el tercer día sólo tomé las cosas que en realidad quería y comí un desayuno normal. Es lo mismo con la suscripción a MoviePass. Aunque al principio vayas todos los días, al final vas a ver menos de las que te podrías imaginar." Según el ejecutivo, la mayoría de los suscriptores son personas que ven cerca de seis películas por año, cifra que puede llegar a duplicarse luego de unirse a MoviePass. "Aumentan su consumo pero en la mayoría de los casos aún es tres cuartos de película por mes, ni siquiera una", señala. "Esencialmente, es un seguro contra malas películas. Los usuarios tienen que decidir si vale la pena ir al cine o esperan a que salga en Netflix o HBO. Con la suscripción no les importa, si no es buena se van y le cuentan a sus amigos." Operando a pérdida Lowe reconoce que la compañía está sacrificando rentabilidad en aras de multiplicar su base de usuarios y demostrar que su modelo de negocios es viable. "Esencialmente estamos poniendo nuestro dinero donde está nuestra boca para probarle a los estudios y los teatros que podemos llevar más gente a los teatros para que ellos puedan obtener más ganancias con pochoclo y gaseosa. En algún punto del futuro, esperamos poder compartir ese incremento".
Por ahora, el precio del abono parece haber logrado la meta de incrementar la cantidad de clientes. Hacia finales del año pasado, MoviePass contaba con 20.000 usuarios que estaban pagando de US$ 20 a US$ 30 por mes. A los dos días de debutar el nuevo esquema, la empresa sumó otras 150.000 suscripciones. Para el año que viene, prevé agregar otras 2,5 millones. La ira de las cadenas No todos están de acuerdo con las prestaciones que brinda MoviePass. Su principal detractor es nada menos que AMC Theatres, la mayor cadena de salas de cine de Estados Unidos, que en un comunicado definió a la startup como "un pequeño jugador periférico" y dijo que está consultando con sus abogados cómo impedirle que utilice sus instalaciones. "Nuestro servicio se puede usar en más del 90% de los cines en el país", afirma Lowe. "AMC está más preocupado por nosotros que por sus clientes. El 20% de los millennials bajo los 25 años dejó de ir al cine en los últimos cinco años. Esa es la gente que creció con Netflix, Amazon Prime, Hulu y HBO. Prestan mucha atención a lo que gastan y quieren una suscripción." Nuevo socio A mediados de agosto, se conoció que MoviePass vendió el 51% de su participación accionaria a Helios and Matheson Analytics, una compañía especializada en soluciones de Big Data. "Eso nos dio la inversión que nos permitió subsidiar la entrada para probar que podemos ser una parte saludable del ecosistema", admite Lowe. El directivo reconoce que las tecnologías que desarrolla su socio mayoritario constituirán una parte relevante de la estrategia a futuro. "Nos permitirán servir mejor a nuestros clientes, hacerles mejores recomendaciones de películas e incluso ayudarlos a planear el resto de la noche, con sugerencias de bares y restaurantes. También queremos ayudar a la comunidad de cine independiente a encontrar a la audiencia adecuada y la analítica tendrá un rol importante en eso." Salida a la bolsa y expansión MoviePass tiene previsto lanzar una oferta pública de acciones -IPO, por sus siglas en inglés- en marzo de 2018. Lowe no quiso aventurar qué tipo de valor puede alcanzar su compañía. "Tenemos un producto grandioso que los clientes aman. Dejaré que los inversores decidan", dice. Una vez superada esta fase, empezarán a analizar la expansión internacional del modelo y América latina está alta en el rango de prioridades. "Tiene una de las comunidades cinematográficas más fuertes del mundo, su gente ama en verdad ver películas", señala. Sobre los desafíos que aún enfrenta por parte de los exhibidores, sostiene que la fílmica "es una industria chapada a la antigua". "Ojalá podamos convencerlos de que somos buenos para ellos. Este tipo de discusiones es común entre las grandes compañías que no innovan. Cuando lanzamos Netflix, Blockbuster se quejó. Ahora no existe y Netflix vale US$ 60.000 millones." Fuente: Lanacion.com Recopilación de noticias por Martin Eraso
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